Adrià Machín Blog de autor

Relato: Transcripción de la entrevista a Joh Jonson

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Entrevistador: Antes de nada, muchas gracias por aceptar la entrevista, señor Johnson. 

Joh Jonson: No es ningún problema. Ya ve usted, últimamente se ha hablado mucho del tema. Tocaba hacer unas declaraciones para desmentir algunos de los bulos que visto rondando por las redes desde que implantamos el nuevo sistema de vacaciones. 

E: ¡Perfecto! Entonces empecemos con la pregunta que todo el mundo se hace, ¿cree usted que CompressVac es perjudicial para la salud? 

J: En absoluto. Si lo fuera nunca habría salido al mercado. Europa se puso muy dura con la patente y examinó muy de cerca la máquina, tanto a nivel legal como a nivel médico. Por otro lado, si lo piensa, es normal. 

E: ¿A qué se refiere con normal? 

J: Sabíamos que una decisión como esta iba a levantar ampollas, eso lo tuvimos claro cuando la junta directiva aprobó contratar los servicios de CompressVac. A fin de cuentas somos la primera multinacional importante en implementar el sistema, pero hijo, créame si le digo que nuestros análisis no habían calculado el revuelo que ha acabado siendo. 

E: ¿De verdad? 

J: [Se ríe un poco] Tenemos los mejores analistas del mercado y esta no se la vieron venir. 

E: Tengo entendido que los cambios como estos pueden ser a veces impredecibles. ¿Qué hay de sus trabajadores?  

J: Pregúntame algo más concreto, por favor. ¡Somos mucha gente en la empresa! 

E: Claro, me gustaría saber que piensan sus empleados sobre el nuevo sistema de vacaciones. 

J: Somos una empresa que se preocupa por sus trabajadores. Preguntamos a todos los que serían afectados por el sistema que les parecía la idea. Les dejamos probar la máquina a aquellos que lo pidieron y casi todos salieron encantados con la experiencia. 

E: ¿Ha dicho que hubo gente que no le gustó la máquina? 

J: Sí, sobre todo a las personas con familia y nuestros trabajadores de mayor edad. Es fácil de entender sus puntos de vista. Unos quieren pasar su período de vacaciones rodeados de sus seres queridos, y a partir de cierta edad es difícil acostumbrarse a los cambios que el mundo ofrece. Digamos que estos son los grupos más afectados por el cambio. 

E: Y ya que habla de afectados… ¿cuántas personas están ya en periodo de pruebas con la máquina? 

J: Ahora mismo solo un departamento de menor importancia y bastante pequeño. Estamos trabajando con los distintos programas que la máquina ofrece para ver cuál resulta ser el más eficaz. De todas formas, tardaremos muchos años en implementar los servicios de CompressVac a toda la empresa. 

E: ¿Lo ve factible? 

J: ¿Implementar este sistema? Definitivamente. Yo mismo he probado la máquina. Es todo muy cómodo e intuitivo. El cambio y la evolución siempre atraen malas miradas por parte de aquellos que ven como el mundo cambia demasiado deprisa, pero el destino de la humanidad es la evolución. 

E: ¿Insinúa entonces que no van a volver las vacaciones convencionales? 

J: En absoluto. El hecho que exista la opción comprimida no significa nada, al menos por ahora. 

E: ¿A qué se refiere? 

J: No sería la primera vez que una máquina revoluciona nuestra forma de ver el mundo. Tome por ejemplo el coche. Se decía que no era más que una moda pasajera, y mire ahora. En mi opinión, dentro de treinta años la tecnología de CompressVac estará tan asentada en las bases de nuestra sociedad que los niños que nacen hoy no entenderán un mundo sin ellas. 

E: Es una forma algo radical de verlo. 

J: No lo crea. [Se pone muy serio] El único problema que veo yo aquí es la mala publicidad que está recibiendo CompressVac sin razón alguna. Mire, la gente opina sin saber nada. Esto es algo que llevamos arrastrando desde hace tanto tiempo que el mundo parece haberse inmunizado. No me malinterprete, esto ha pasado desde que el mundo es mundo. El problema es que hace cincuenta años no teníamos los mismos medios para que nuestra opinión llegara tan lejos. Todo se quedaba en la familia, los amigos y los compañeros de trabajo. 

E: ¿Entonces cree usted que seguiremos escuchando opiniones durante mucho tiempo sobre CompressVac? 

J: Por supuesto. Es imposible hacer que la gente no opine. 

E: Antes ha dicho que Europa se puso firme con la patente de la máquina. ¿Qué hay de los temas legales y los convenios con el trabajador? ¿Son incompatibles? 

J: Esta pregunta ya la he oído unas cuantas veces. La legalidad en ese asunto es delicada porque no existe ningún antecedente. La respuesta corta que le puedo ofrecer es no. Técnicamente no se está vulnerando ningún derecho del trabajador. A ellos se les computa un número de días festivos según los que hayan trabajado, y eso es lo que reciben. Si tienen dos semanas de vacaciones, se les otorga dos semanas de vacaciones… comprimidas, lo que se traduce en uno o dos días reales que ellos perciben como dos semanas. El hecho que sea de forma comprimida no tiene nada que ver. 

E: ¿Está usted seguro de ello? No es lo mismo quince días de descanso que dos. Se sabe que el cuerpo no recibe apenas impulsos físicos mientras usa la máquina y el usuario es alimentado mediante suero en vena. ¿No piensa usted que esta no es la forma correcta de desconectar y purificar el cuerpo de tanto trabajo y estrés? 

J: No es cuestión de pensar si es la forma correcta o no, más bien tenemos que pensar en todo lo que se ahorra el trabajador usando la tecnología de CompressVac. Entiendo que la expresión suero en vena suene desagradable, pero ahora mismo es lo que hay. Esta es una tecnología nueva que, perdóneme por la expresión, aún está en pañales. Ahora son cajas de acero gigantes, pero en un futuro puede que esto sea distinto. 

E: ¿Cree entonces usted que la máquina es de alguna forma perjudicial? 

J: ¡No! Ya se lo he dicho antes al principio de la entrevista. En estos casos hay que mirar los puntos positivos y los negativos y después hacer un balance. Mire, si yo le pregunto si puede permitirse unas vacaciones en las Bahamas en un resort de lujo durante quince días, más los billetes de avión y todos los gastos extras que eso conlleva, ¿usted que me respondería? 

E: Probablemente que no me lo puedo permitir. 

J: ¡Exacto! No se lo tome a malas, era tan solo un ejemplo. El caso es, hijo, que no todos se pueden permitir un despilfarro como ese. Unas vacaciones de esas características requieren un bolsillo de proporciones considerables. CompressVac elimina todo eso. Piense en ello. No pierde el tiempo ni el dinero. Nosotros ofrecemos el uso de la máquina a nuestros trabajadores y ellos deciden si usarla o no. 

E: Ya… ¿y cuál es la ratio actual de uso? 

J: Es un departamento mixto en el que trabajan personas de muchas edades distintas, pero grosso modo podría decirle que el sesenta por ciento de los trabajadores optaron por unas vacaciones comprimidas. Tenemos un programa para incentivar su uso que ofrece un plus monetario a todos aquellos que deciden optar por esa vía. 

E: ¿No le parece un sistema pasivo-agresivo para que al final todo el departamento acabe sumándose al uso de la máquina? 

J: No, y le digo más, es una tontería lo que dice. Las máquinas no son baratas, y el plus no va a hacer millonario a nadie. Es una suma decente, pero en ningún caso el objetivo es extorsionar al trabajador. 

E: Hemos hablado mucho sobre cómo ha afectado y seguirá haciéndolo en el futuro al trabajador, pero ¿cuáles son los beneficios para la empresa? 

J: Los que resultan obvios, un mayor rendimiento interno para poder ofrecer mejores precios y tiempos de entrega más justos en un mercado global que pide a gritos rapidez. Vivimos en la era del ipso facto. Aquel que ofrece la mayor calidad en el menor tiempo es el ganador de la carrera. 

E: ¿Y cree que CompressVac se va a volver un estándar? 

J: Supongo que todo depende las fluctuaciones del mercado. [Se ríe] 

E: Si lo he entendido bien todo hasta ahora, una vez el trabajador acaba las vacaciones comprimidas… 

J: Se pondría a trabajar el siguiente día que le correspondiera según su calendario, sí. 

E: Sin más días de vacaciones porque los ha gastado todos. 

J: En el caso de una persona que gastara todos sus días festivos de una sentada, en efecto. 

E: ¿No le parece de alguna forma estar robando la libertad de la gente? 

J: No, ya se lo he dicho, nadie les obliga a hacerlo. En el fondo, hablando en términos que rozan lo filosófico, la máquina alarga la vida del usuario haciéndole creer que ha vivido más tiempo del que realmente ha sido. 

E: Ese es un buen tema. Algunos expertos ya han pronosticado que la máquina podría crear drogodependencia digital por la misma razón que acaba de exponer. ¿Qué opinan sus trabajadores después de uno año usando la máquina? 

J: Cualquier cosa que ofrezca placer al hombre puede tildarse de que en cantidades excesivas cree dependencia. El problema lo encontramos cuando el sujeto prefiere evadirse a estar en el mundo real. Acepto que CompressVac, bajo circunstancias muy especiales, podría crear eso que usted me dice, pero aquí hay que tener un par de cosas en cuenta. Primero, la máquina no está disponible al gran público, y eso ya reduce los números. Segundo, es una tecnología cara, tanto de fabricar como de mantener. Requiere mucho mantenimiento y eso significa dinero. Eso cierra un poco más las puertas. Tercero, cada trabajador la ha usado, a lo sumo, dos o tres veces al año, como entenderá, los periodos de vacaciones no dan para muchos más usos. 

E: Claro, ¿pero entiendo que la dependencia digital es algo que tuvieron en cuenta cuando contrataron los servicios de CompressVac? 

J: Si, y todos estuvimos de acuerdo que era imposible que se diera. A lo largo de un año, calculamos que, en el caso de que decida utilizar sus servicios, el trabajador usaría la máquina una media de siete días, y nunca seguidos. Eso imposibilita cualquier dependencia porque entre sesión y sesión hay meses de diferencia. 

E: ¿Han recibido los trabajadores alguna clase de seguimiento médico para comprobar posibles efectos secundarios? 

J: Todos los que decidieron participar firmaron un contrato con CompressVac que les cubría un seguro completo sin coste alguno. 

E: ¿En qué consiste el seguimiento? 

J: Un chequeo habitual, no le puedo decir que haya nada destacable. También yo pasé por él después de usar la máquina y unas pocas veces más de forma regular para comprobar que todo siga en orden. 

E: Ya que habla de la máquina, ¿podría explicarnos la experiencia? 

J: Al principio asusta, no le voy a engañar. Tiene un diseño sobrio y elegante, pero pensar que vas a pasar días dormido en un cubo herméticamente cerrado es difícil de digerir. 

E: ¿Cree que esto podrá traer problemas a las personas que padecen de claustrofobia? 

J: Por desgracia sí. No tenemos ningún caso en el departamento, así que no le puedo ayudar mucho en esto. 

E: No importa. Dígame, que le pareció el interior de la máquina, ¿cómo se sintió al usarla? 

J: Es difícil de explicar si no lo ha vivido en primera persona. Usted entra por la compuerta y ve un habitáculo con un sillón metálico. Ya habrá visto fotografías y videos. Las paredes son muy lisas y regulan el sistema calefactorio, por lo que tengo entendido. [Se levanta] Lo primero que hace es mirar a su alrededor y a los pocos segundos una voz le indica que se siente, [se sienta en el mismo sitio] así que obedece. 

La voz le ofrece una breve explicación de cómo funciona la máquina (todo esto mientras la puerta sigue abierta), y le pregunta si quiere realizar una sesión. Entonces la pared se ilumina y lo que creía que eran solo planchas oscuras resulta que son pantallas. Le enseña imágenes y le ofrece unos cuantos destinos. Elige y le pregunta el número de días ficticios que va a estar en el sueño. La máquina calcula y aparece un número grande y dorado que indica los días reales que va a estar soñando.  

E: ¿Cuál eligió usted? 

J: Una recreación montañosa. Son sueños fabricados, así que todo lo que se vive ha sido previamente diseñado al milímetro y no existen en el mundo real. El sueño ocurría en una gran mansión en medio de las montañas, y contaba con todas las actividades que uno pudiera imaginar. 

E: ¿Es verdad que se comparte el sueño con otra gente conectada a la vez? 

J: No, desde CompressVac nos dejaron claro que todas las personas que aparecen en los sueños son creaciones artificiales. Actores y actrices que la máquina usa para ofrecer al usuario una experiencia lo más real posible. Quizás en el futuro, pero no lo veo factible. 

E: ¿Y de verdad se siente real? 

J: Mucho. Habrá tenido alguna vez una vez un sueño intenso, ¿verdad? 

E: Sí. 

J: Pues más real aún. Como la vida misma, diría. 

E: ¿Cómo es el despertar? 

J: Esa parte es curiosa. Imagínese que se va a dormir esta noche y mañana se despierta en otro sitio distinto. El sueño del último día está conectado con el despertar del siguiente. 

E: ¿Y lo recuerda todo o es igual que un sueño? 

J: Se recuerda. 

E: ¿Cree que la máquina podría servir en otros campos distintos? 

J: Ahora está restringido a algo muy concreto, pero sí. Imagino que se podría usar para la enseñanza, para estudiar y practicar en entornos controlados. 

E: ¿No le asusta pensar todas las posibilidades que abre CompressVac? 

J: No. Hay que mirar siempre adelante. 

E: Claro. Entonces, para acabar, me gustaría que resumiera las sensaciones que le ha dejado CompressVac. 

J: Creo yo que todo se resume en comodidad. Los beneficios son obvios tanto para el usuario como para la empresa. Si en un futuro esta tecnología se abarata lo suficiente como para que cualquier pueda obtenerla, entonces ya hablaremos. CompressVac es la simulación perfecta, lo que ningún visor de realidad aumentada ha conseguido nunca. De aquí solo podemos ir a mejor. 

Mejor. 


Sobre el autor

Adrià Machín

Soy un escritor en ciernes con ganas de compartir mis experiencias. Me gusta escribir fantasía y ciencia ficción.

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