Adrià Machín Blog de autor

TU MUNDO, el proceso de la Cosmopoiesis

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La mayor diferencia entre la fantasía y la ciencia ficción a otros tipos de novelas es el hecho que estas pueden desarrollarse en un mundo completamente distintos al nuestro. Existen obras que ponen mucho empeño en crear lugares distintos a lo que conocemos. La saga Mundodisco de Terry Pratchett es un buen ejemplo. Otras como Harry Potter no necesitan crear grandes mundos para ser originales.

El mundo es importante, cuando antes lo asimiles mejores historias crearás. El proceso es conocido popularmente como “worldbuilding”, o de forma más abreviada, “worldbu”. No soy una persona muy tiquismiquis en lo referente a coger palabras de otros idiomas. Nunca me ha importado si de esta forma nos acabamos entendiendo todos mejor. El problema es que hace poco descubrí que el término correcto en español es “cosmopoiesis”. Viene del griego, cosmos del griego orden, la totalidad, y poiesis del griego también, creación o producción. Viéndolo así, me parece un término mucho más grandilocuente y apto para la titánica misión que te espera.

Crear un mundo no es excesivamente difícil si tienes una mínima idea de lo que buscas. El problema viene cuando, mientras investigas para tu cosmopoiesis, de repente te das cuenta que el mundo es algo muy complejo. Todo está relacionado, y un acontecimiento inocente puede cambiar el futuro de muchas maneras. Es fácil seguir un hilo y ver como otros hilos sin relación aparente se enredan con cosas inimaginables.

Sí, nuestro mundo es un sitio difícil y horriblemente complejo. La historia humana no es más que un conjunto de situaciones descontroladas que nos han llevado al punto que estamos hoy. Reproducir con más o menos ficción un mundo no es cosa fácil, y si uno tiene las cosas poco claras o simplemente es la primera vez que pasas por el proceso de la cosmopoiesis, es fácil enredarse en detalles de cosas que probablemente nunca van a aparecer en ningún sitio. ¡Eso está bien! Como creador de tu mundo debes tener más información de la que darás al lector. Justifica todo y no dejes nada en el tintero… pero con moderación. Principalmente por 2 razones:

  • Al lector no le interesa ahogarse en un mar de datos y exposición, y aquí la palabra importante es exposición, por que si la gente peca de algo, es de dar rienda suelta a los detalles de su mundo mediante soltando información a raudales. Como norma general, muestra, no expliques. La cosmopoiesis es mucho más interesante si muestras al lector como funcionan las cosas usando los 5 sentidos antes que obligarlo a leer 3 párrafos sobre el motor de antimateria, desde sus orígenes en los laboratorios científicos del CERN hasta llegar al último modelo de la Void Corp.
  • Te puedes perder en tu propio mundo. Si el nuestro es relativamente simple, imagina un mundo de fantasía con normas complejas. O en el caso más extremo, imagina un mundo de ciencia ficción donde el Imperio Humano tiene miles de colonias por toda la galaxia. Cada planeta debería tener su historia, su cultura, sus leyes… y cuanto más crees más te darás cuenta que las piezas no encajan, y por tanto, la única solución es seguir creando más piezas.

Esto se puede evitar. Es cierto que no existe ninguna fórmula para crear mundos, a fin de cuentas, la cosmopoiesis es un proceso muy íntimo y personal, pero sí se pueden marcar unos cuantos puntos a seguir para crear una base férrea. Todo depende del tipo de mundo que busques.

No es lo mismo una fantasía medieval que una fantasía urbana, de la misma manera que tampoco es lo mismo una novela de ciencia ficción ambientada en un futuro cercano (novelas clásicas como “1984” pasaban en el futuro cuando fueron publicadas (1949), pero podemos ver ejemplos más recientes de esta “ciencia ficción cercana” en novelas como “Ready Player One”, publicada en 2011 y ambientada en el año 2044) que la ciencia ficción lejana, ya que si esta ocurre en el año 24.552 el lector podrá creer cosas mucho más fantasiosas y por tanto no deberemos ceñirnos tanto a la tecnología que conocemos actualmente.

toma notas, los mapas son tus amigos

No te preocupes, no tienes porque saber dibujar, pero es muy bueno tomar notas de todo. Si decides que una ciudad está a 2 días en carro de otra, más tarde no digas que el mismo recorrido puede hacerse en una noche. Dibuja un mapa primigenio de tu mundo y añádele detalles a medida que los vayas necesitando, haz flechas sin miedo, dibuja los caminos, los ríos, las montañas. Puedo asegurarte que intentar hacer el mapa final en el primer intento no es la mejor idea que puedas tener. Te recomiendo que empieces por una región o un país, sobre todo cuando empieces, para que puedas ver como funciona el tema. El proceso de cosmopoiesis es laborioso.

En cuanto a la forma del mundo… no hay límite definido. Tu mundo puede ocurrir en el ojo de un gigante, en un grupo de naves generacionales o en algo mucho más extraño. El límite lo pones tú… y eso puede ser peligroso. Un mundo raro no lo hace mejor por definición, y a no ser que exista una razón para ser de esa forma, como por ejemplo una metáfora, evítalos si no te sientes cómodo. Un mundo más convencional siempre es más fácil de trabajar para ti y de entender para el lector.

De todas formas, hay cosas que deberás de vigilar sí o también si quieres hacer mundos plausibles que tengan como base un mundo como el nuestro. Para ello estudia mapas reales, observa la dirección que toman los ríos, como se forman las montañas, donde aparecen los desiertos. Si vigilas todas estas cosas conseguirás crear un mundo que se vea “realista” sin que tu lector sepa muy bien porque. Crear los mapas sin vigilar el funcionamiento de las placas tectónicas, la posición de los mares, las selvas tropicales… lo único que conseguirás es hacer que tu lector sienta que algo esté mal, aunque no sepa con exactitud cuál es el error.

Las fronteras políticas también dependen de la geografía. Observa los mapas políticos y verás que la mayoría de fronteras siguen el curso de las cordilleras y los ríos. Existen excepciones, como por ejemplo África, que fue dividida con líneas rectas debido a la carrera colonialista europea a finales del siglo XIX, pero en general, las fronteras siguen unas líneas lógicas. Si tu historia no ocurre en un era colonial, no pongas fronteras rectas. Sería ilógico.

En resumen, la geografía importa. No tienes porque crear un mapamundi detallado si tu historia no lo necesita, pero tú, como escritor, deberías saber los accidentes geográficos y las fronteras que rodean el lugar donde ocurre la acción de la trama. Toma el tiempo que necesites para modular tu mundo, y si se rige por las normas del nuestro (deriva continental, gravedad, rotación del planeta, numero de lunas y de soles, en fin, un mundo parecido a la Tierra) ten en cuenta que el lector vigilará, inconscientemente, que los elementos que le presentas sean plausibles. Si no hay cohesión entre los elementos, el mundo chirriará. Si existen diferencias claras, señálalas, y cuanto antes mejor. De forma resumida, esta es la escala de elementos que debes vigilar:

  • Universo
  • Mundo (forma, tamaño, número de soles/lunas, gravedad)
  • Geografía
  • Fronteras (civilizaciones, países, ciudades y pueblos)

Es una escala descendiente. Por poner un ejemplo, muchas de la primeras historias del Mundodisco empezaban así. Te situaban en el universo, te señalaban la asombrosa existencia del Mundodisco y a continuación te mostraban algún accidente geográfico importante o pasaba a la acción describiendo, muchas veces, la cosmopolita y enorme Ankh-Morpork.

Sin embargo, la creación del mundo también puede hacerse del revés, como ya he señalado. ¿Para que necesitarías crear un complejo mundo lleno de ciudades y países si tu historias se desarrolla enteramente en un pueblecito perdido entre las montañas? Si es esta tu situación, probablemente solo quieras saber los detalles más emblemáticos que rodean el lugar de la trama, lógicamente.

En un principio, lo perfecto sería usar una combinación de las dos técnicas, pero eso supone mucho más tiempo y trabajo, ya que para ello debes crear el escenario de tu trama a gran y pequeña escala. ¿Es realmente necesario? En absoluto. Pero si planeas crear una historia con posible continuidad, debería interesarte poner más esfuerzos en la creación del mundo a gran escala. Puede que los lugares que crees no lleguen a aparecer ni a nombrarse en tu historia, pero sabrás de su existencia y los tendrás en cuenta para futuras revisiones.


Hasta ahora me he limitado a explicar como crear la parte física del mundo. ¿Pero que hay de sus habitantes, de los Imperios y sus culturas?

Aquí no hay mucho que decir, añade los seres que necesites. Escribiré en algún momento mi opinión sobre las razas mágicas, los alienígenas y los monstruos, que merecen una entrada para ellos solos. Pero de momento, quédate con esto: Todo conjunto civilizado comparte una serie de características, ya sea en mayor o menor escala (no es lo mismo una tribu que un Imperio, obviamente) y que los diferenciará o los acercará del resto de culturas. Estos son:

  • Sistema de gobierno
  • Idioma/coloquialismos
  • Sistemas de medición
  • Dieta/cocina
  • Religión
  • Tecnología/armamento/métodos de movilidad/iluminación
  • Magia
  • Música/arte/arquitectura/moda
  • Nacionalismo/libertad individual
  • Nivel sociocultural/económico general
  • Racismo/tolerancia
  • Moneda
  • Lengua/idioma

Cada civilización, cada etnia, comparte estos puntos. Puede que no estén todos, pero al menos sí los más relevantes. Aquí hay que tener cuidado, porque añadir razas y más razas porque sí no hará necesariamente más interesante tu historia a no ser que tengas una muy buena justificación para ello. Por mucho que tu historia sea de fantasía, piensa las posibilidades reales de que otra raza inteligente a parte de los humanos coexista en el mundo que has creado. Si son una creación del ser humano, podría tener sentido, ya que ha sido la especie dominante quienes los han moldeado. Si han evolucionado paralelamente… entonces eso ya es más difícil.

Por poner un ejemplo, nosotros mismos somos el resultado de esta lucha por el poder. Durante un tiempo, el homo sapiens coincidió con el homo neanderthalensis. ¿Qué ha ocurrido con el hombre neandertal? Es historia. Imagina la misma situación con elfos y humanos. Tal y como son las cosas en la mayoría de novelas de fantasía, los humanos no deberían ni siquiera existir, los elfos siempre son más listos, más hermosos y más longevos que los humanos. Si ambas razas hubieran evolucionado juntas, ¿qué razón tendrían los elfos para dejar a los humanos campar a sus anchas durante tantos miles de años hasta llegar a suponer una amenaza para su existencia? Lo mismo con cualquier raza humanoide del tipo no monstruoso, y a veces, ni los monstruos inteligentes están a salvo de coexistir en un mundo lógico.

En la ciencia ficción no ocurre tanto, porque normalmente se tiene en cuenta la evolución de la especie, pero en el caso de existir más de una raza inteligente en el mismo planeta, a no ser que haya llegado del espacio o igual que antes, haya sido creada por vida inteligente, en un principio no debería haber dos razas dominantes conviviendo a la vez. Es cuestión de simple lógica. La más poderosa querrá sobreponerse por encima de las otras en los primeros estadios evolutivos de la especie. No pienses con razas-hongos que aparecen de la nada y siempre han sido iguales. Si decides crear una raza de humanos reptiloides, más te vale tener una explicación convincente del porque de su existencia.

Para la segunda parte de esta entrada me centraré en explicar cada punto de los que he citado antes y pondré algunos ejemplos para la creación de civilizaciones. ¡Nos vemos!

Sobre el autor

Adrià Machín

Soy un escritor en ciernes con ganas de compartir mis experiencias. Me gusta escribir fantasía y ciencia ficción.

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