Todos los géneros literarios cuentan con sus propios tropos, y los clichés de la fantasía no son precisamente pocos. Un cliché es un elemento que ha sido usado tantas veces que ha perdido el punto de novedad. Se trata de un recurso cuyo uso es tan frecuente que muchas veces resulta hasta pesado verlo en una obra.
Los blockbusters taquillazos del cine estadounidense están llenos de ellos. La bomba que ha plantado el terrorista siempre tiene una cuenta atrás incorporada y está llena de cables. El perro acompañante del policía siempre huele a los malos de lejos y les gruñe antes de que hayan hecho nada. Los alienígenas solo aterrizan en EEUU. Podría estar así hasta cansarme.
Ya he hablado de esto en otra entrada, pero muchas veces se considera que, si un concepto ha funcionado durante mucho tiempo al final se acaba por pensar que funcionarán igual de bien siempre. Eso es una verdad a medias. Los clichés no son malos en sí. En el fondo no son más que ideas que funcionan (más o menos) y resultan atractivas para el gran público, un copia y pega que se hace de obra en obra y que los escritores tomamos prestado de aquellas historias que nos enamoran.
Muchos de estos clichés son obvios y predecibles. ¿Es algo malo? Pues no necesariamente. Opino que, si la historia lo merece, a los lectores les da igual que tu novela contenga clichés. De hecho, a veces resulta muy difícil quitarse de encima algunos conceptos por ser prácticamente sinónimos de fantasía. Las varitas o el hecho que muchas veces se usen escobas como método de transporte son un ejemplo perfecto. Pero quiero entrar en algo más de detalle y analizar algunos de los clichés de la fantasía que más abundantes que encuentro en el género y que en muchas ocasiones (¡no todas!) resultan insoportables. ¡Allá vamos!
LOS 11 (POR NO SER CLICHÉ) tropos DE LA FANTASÍA MÁS ABURRIDOS
EL Mundo medieval
Un género que se ha sustentando en la obra de Tolkien durante tantos años y en aquellos que han venido después y lo han imitado tiene, por fuerza, elementos que a día de hoy se asocian tanto con el género que puede resultar imposible sacárselos de encima. Este y los próximos 5 clichés son obra directa de la influencia de Tolkien.
Para empezar, el mundo medieval. Hay otros clichés que los puedo pasar por alto por no afectar tanto a la obra, pero con este me cuesta hacer la vista gorda. Sí, Mundodisco es una de mis sagas de fantasía favorita si no la que más, pero también soy humano y la obra de Pratchett siempre tendrá un lugar especial en mi corazón. En general, detesto los mundos medievales. Son EL cliché de la fantasía. La mayoría de sus grandes obras se ambientan en esa época. Es entendible. Se trata de una época en la que durante mil años (que no son pocos) la sociedad europea se estancó, disparando los mitos y leyendas que nos han llegado a día de hoy. El hecho de que la imagínenos como una era oscura cuyo único resultado es que a día de hoy no tengamos coches voladores no ayuda a su imagen.
La idea de un mundo brutal e ignorante es jugosa. Y la magia queda bien en la edad media, ¿verdad? Es innegable. Pero la fantasía es un género que nos permite explorar mundos completamente distintos al nuestro. La humanidad tiene muchas otras épocas en las que tomar inspiración.
SABIOS Magos de larga barba gris
Los viejos magos de barba gris que ayudan/guían al protagonistas a lo largo de la historia en uno de los clichés más recurrentes. No todos los magos pueden enmarcarse en esta serie de características, pero en varias obras muy famosas de la cultura popular podemos encontrar figuras como estas. Un hombre alto, delgado y de barba gris nos evoca la imagen de un persona reverente con años de experiencia a sus espaldas, un mentor en el que confiar. Merlín, Gandalf, Dumbledore… estos personajes que todo el mundo conoce provocan que los escritores añadamos personajes con estas características a veces sin quererlo.
Sin embargo, su aspecto físico no es la única característica que comparten. Uno de los grandes problemas que sufren esta clase de hechiceros está en el hecho de que, muchas veces, sus poderes no se explican y tan solo sirven para resolver los problemas de trama y los protagonistas.
Esto es peligroso por que sin una explicación coherente es fácil caer en el Deus Ex Machina. Es por esta razón que considero tan importante los sistemas de magia y las tres leyes de Brandon Sanderson. Una preparación meticulosa del sistema de magia tu novela te ayudará a caer en problemas como estos. ¿Quién no ha leído o pensado en algún momento porque Gandalf no llamó a las águilas gigantes para que llevasen a Frodo y Sam a cuestas a destruir el anillo? En la películas no se nos explica ninguna razón coherente y eso hace suscitar preguntas incómodas.
El señor Oscuro de turno
Y si el mago bueno necesita a un enemigo… añade a un señor oscuro. De esos que van con ropas negras y tienen una pinta de malo que tira para atrás. Esta figura es casi tan aburridas como el mundo medieval. Se trata de uno de los clichés más recurrente en la alta fantasía, porque donde hay protagonistas muy buenos y muy nobles se necesita a un malo muy horrible para compensarlo.
Es obvio que las historias necesita un antagonista. Lo único que pido es que no se trate de un personaje plano cuyo único objetivo es conquistar el mundo por que sí. El villano de El Imperio Final de Brandon Sanderson entraría en este saco, y sin embargo, Sanderson modifica el tropo para que resulte un poco más interesante. No me parece algo muy increíble, pero el fuerte de esa novela es precisamente el mundo y el sistema de magia, no tanto el villano en sí.
Elfos y enanos
Tengo pendiente una entrada sobre las razones por las que suelo detestar las razas mágicas, pero como aún no he ordenado mis ideas sobre este tema, me conformaré en dar pinceladas.
Cada vez que veo que en una sinopsis una raza clásica junto a la mención de un mundo medieval mi primer instinto es dejar el libro donde estaba y seguir bicheando hasta encontrar algo un poco más… creativo. Puede que me esté perdiendo un gran libro, pero hay ciertos clichés que me son insoportables. Las razas fantásticas son peores que los mundos medievales. Los mundos medievales dan lugar, dentro de unos límites en el propio contexto histórico, a ser distintos los unos de los otros. Las razas fantásticas son estacionarias. Comparten características que apenas cambian de un libro a otro. Los elfos siempre son esbeltos, bellos y delicados. Los enanos siempre son robustos, barbudos y malhumorados. Es agotador ver lo mismo una y otra vez. Tengo la sensación que la gente cree que añadiendo varias razas hará que su historia se vea más “fantástica”, algo que me parece una tontería.
La originalidad de una historia ha de venir de su mundo, aquellos que lo habitan y la trama. Se pueden crear historias añadiendo estos clichés, de eso no hay ninguna duda, pero personalmente creo que tomar prestado algo tan básico como las razas fantásticas para construir tu historia es aburrido.
Tabernas, posadas, cantinas y bares
Los protagonistas necesitan planear su siguiente movimiento. ¿A dónde van? Pues a una posada, ¡por supuesto! No es uno de los peores clichés de la fantasía, tengo que admitirlo. Estos sitios eran (y son en el caso del bar) puntos de encuentro frecuentes para las personas. No es terrible, pero a veces añadir una pausa afecta el ritmo de la historia. Solo quería mencionarlo por su recurrencia, no por ser malo en si mismo o provocar otros problemas derivados de su existencia. Se trata de un cliché normalito y bajo mi punto de vista, aceptable.
Huérfanos por todas partes
Es un recurso bastante común el de hacer que el protagonista sea huérfano o en su defecto, sufra una muerte repentina de padre y madre a los pocos capítulos de empezar la novela con todo el ciclo de venganza que eso conlleva. Es uno de los clichés de la fantasía más manido, una táctica facilona de que conectes con el personaje. Nos provoca ternura o rabia. En El nombre del viento, Patrick Rothfuss impulsa la historia de su personaje mediante este tropo.
Reliquias con el potencial de destruir el mundo
Me encantan los objetos mágicos en las novelas de fantasía. Ver un mecanismo alimentado por magia hacer algo imposible para la tecnología de nuestro mundo es una de las razones por las que tanto adoramos la fantasía. Y esto está bien. Lo que no creo que esté tan bien es abusar de objetos sagrados/mágicos/malditos con el potencial de ser armas de destrucción masiva. Ojo, he dicho abusar. Las reliquias de los dioses, los libros sagrados, las espadas mágicas, los anillos malditos… todos ellos son objetos que me gustan, pero en moderación y sin que sean el eje central de una historia.
Existen multitud de novelas que giran en torno de un objeto de tremendo poder. El Señor de los Anillos (oh, que sorpresa) se basa en la premisa de destruir uno de esos objetos. Como ya he dicho, estos objetos no me disgustan. Es tan solo que estos objetos suelen ser clichés dentro del propio género, sin más.
El elegido DE TURNO
Hacer que tu protagonista sea el elegido es uno de los clichés más manidos de la fantasía. Ya sea por profecía, embrujo o por decisión de algún dios, el personaje protagonista está destinado a hacer grandes cosas entre las que se encuentra salvar el mundo, derrotar al señor oscuro y ya de paso, regar las plantas de tu jardín.
La literatura fantástica juvenil abusa hasta el extremo de este tropo para que los adolescentes sientan fascinación hacia el protagonista. Me parece un truco barato para no trabajar al personaje. Haga lo que haga está destinado a conseguir su objetivo. Es algo que se hace pesado y muchas veces no aporta nada real a la historia.
Dragones y jinetes
Los dragones son fantasía. En muy pocas historias no aparecen esas enormes bestias escupefuegos que todos amamos. Y es que los dragones molan, pero… muchísimas veces son usados para lo mismo. Máquinas de destrucción masiva que reducen a ceniza ciudades enteras, guardias de enormes pilas de oro en cuevas remotas, o, en el peor de los casos, monturas aladas para un adolescente atolondrado o caballero de gran corazón.
Me gustan las dragones, no me entendáis mal. Es uno de los pocos clichés de la fantasía que puedo pasar por alto, pero cuando veo que los dragones so utilizados una y otra vez para lo mismo no puedo evitar preguntarme: oye, ¿y no habría otra forma de conseguir el mismo efecto de otra forma?
Varitas, báculos y cosas parecidAs
Si hay otra cosa que define la fantasía a parte de la edad media eterna y los dragones esto es el método más extendido de crearla; las varitas. Mueve de forma errática un palito de madera y para lanzar un hechizo, arreglado. Es muy cómodo hacer uso de un elemento tan fácil de llevar encima para crear magia. Por desgracia, no es muy original. El sistema de magia será clave para desarrollar distintas formas de manifestar la magia.
Medios de transporte
Hay clichés en la fantasía que no son tan pesados de ver porque normalmente las tramas no se ven afectadas en gran medida por su existencia. Este es el caso de los medios de transporte, sobre todo cuando hablamos de los más clásicos. He hablado en otra ocasión de la cosmopoiesis, una palabra que me encanta para definir el proceso de worldbuilding, pero en función del mundo, existirán métodos de transporte más o menos avanzados. Lo que pocas veces suele faltar son escobas para las brujas, alfombras mágicas para los faquires y cosas parecidas.
No me disgusta especialmente ver estos elementos, y de hecho, muchas veces los disfruto, pero su presencia es parecida al tropo de los dragones. ¿No se podría buscar otra forma? Estoy seguro que algunas veces la respuesta puede ser sí.
¿Qué podemos hacer ante todos estos tropos?
Evitarlos es una opción, pero no siempre podemos eludirlos al crear nuestras historias. En estos casos, aconsejo que los clichés se retuercen de tal forma que el resultado se note de alguna manera fresco, o al menos, diferente en algún aspecto al cliché original del que han salido. Hacer que el lector sienta curiosidad o fascinación, no aburrimiento por ver lo mismo otra vez.
¡Nos vemos!
Bueno pues… has dado con lo complicado sobre escribir fantasía ´´´´epica. La verdad es que resulta muy dificil evadir por completo todos ellos. No digo que sea imposible pero requeriría un gran ejercicio de imaginación. Por otro lado, está lo que los lectores quieren, a muchos les encanta el cliché y eso buscan al abrir un libro. No todos toman a bien que se les cambie la forma en que les gusta leer fantasía. A mi me gusta un poco de ambos.
Efectivamente. Los clichés no son malos, tan solo repetitivos. Y tal y como bien dices, hay lectores que esperan mundos medievales llenos de dragones y magos de barba gris con un protagonista huérfano. Mundodisco es mi saga de fantasía favorita y ocurre en una época “bastante” medieval. Un poquito de innovación sin perder de vista los clichés es una muy buena opción.